Extraña sensación ésta, la de volver a tu recuerdo... a mis recuerdos contigo... a esos pocos encuentros que enumero en mi memoria y revivo cada vez que unos nuevos ojos color bosque amielado, briosos, juguetones, vivos, se encuentran con mi mirada.
Extraño es volver a sentirte cerca cuando bien sé mucho tiempo hace que no estás aquí. Que tus labios ya no son míos, ni lo serán de nadie. Pero revivo, al cerrar los ojos, cómo mis dedos surcaban tu cabello mientras dormías. Cómo el dorso de mi mano recorría lentamente los lunares de tu espalda volteada hacia mí, y tu respiración pausada y constante era tan plácida que pensaba si a mi lado en verdad podrías permanecer siempre.
Y recuerdo, ¡cómo recuerdo!, cómo te recitaba al oído "que no hay ternura comparable a la de acariciar algo que duerme..."
Y aunado a todo esto, un estrujamiento nacido del estómago se expande a todo el cuerpo, y la pregunta de siempre resurge nuevamente: ¿me amabas?
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