Sin presunción alguna

Bienvenido seas, cibernauta, pasa y lee, que aunque sea sólo un resquicio de mis letras, inolvidables te parezcan.

domingo, 6 de enero de 2013

Extraña sensación ésta de querer decir adiós y no soltarlo.
Recordarte y volver a ti cuando la intensidad de café mañanero se cuela entre mi boca para llevarme a ese despertar a tu lado y un desayuno ligero te despierte por la mañana... Pan con mantequilla y poco de mermelada de fresa compensan la ausencia de azúcar en mi despensa para endulzarte el café.

Confieso que cada desayuno que llega a iniciar mi día con esos complementos, me trasladan directo a la exquisita sensación de plenitud por mantenerte en mi cama en aquellos días, antes de que de nueva cuenta emprendieras la partida hacia sabrá Dios dónde, mi siempre amiga pernoctada amante...
Dos mil trece, y sigues en mi mente, dos mil trece y parece no te has marchado, sigues machacando con tu recuerdo este deseo de olvidarte.
Quiero decir adiós, necesito hacerlo.
y lo siento, siento que ya se acerca; aunque cuando al fin creo lo he logrado, y al fin ya tu recuerdo no me duele, en el menú del día me acercan la mermelada de fresa para agregarle a mi pan con mantequilla que acompaña mi café siempre tomado sin azúcar.

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