Letras divagan de un lector a otro rogando sean leídas por aquella estrella pernoctámbula o esa negra piedra redonda de los mares, sin embargo, ni una ni otra son aún totalmente las elegidas
Sin presunción alguna
miércoles, 12 de octubre de 2011
Vuelvo a Sabines, siempre Sabines...
martes, 11 de octubre de 2011
Respuestas
viernes, 22 de abril de 2011
Etapas
cede a la vejez, florece cada etapa de la vida,
florece cada saber y también cada virtud
a su momento, y no puede durar eternamente.
A cada llamada de la vida el corazón tiene que estar
preparado para la despedida y para un nuevo comienzo,
Entregar, desde la valentía y sin tristezas
al otro, nuevos lazos
En cada comienzo vive una magia interna,
que nos protege y nos ayuda, a vivir.
Debemos atravesar alegremente espacio tras espacio
sin aferrarse a niguno como a un hogar,
El espíritu del mundo no quiere aferrarnos ni limitarnos,
sino paso a paso levantarnos y extendernos
A penas estamos familiarizados con un ámbito de la vida
y te sientes en casa, así decae la tensión
Sólo quien está preparado para un nuevo comienzo y viaje,
es capaz de eximirse de la parálisis de la costumbre.
Será quizá y aún la hora de la muerte
quien nos envíe jóvenes a nuevos espacios,
Nunca terminará la llamada de la vida...
Adelante, corazón, despídete y sana!
Herman Hesse, Stufen (Etapas)
jueves, 31 de marzo de 2011
Estas noches que no dejan...
Aún mis madrugadas se tornan llenas de nostalgia y recuerdos por aquellos que no están más conmigo. No sólo por su inminente ausencia corpórea sino por su no más prolongación de otros recuerdos compartidos, pues de mi vida salieron o he sacado.
Al lado mio duerme casi todas las noches la mujer que ha resguardado mi camino en estas tierras sureñas por casi seis años, y también ya casi cuatro se suman a la década que nunca imaginé nos alcanzara juntas.
No hay pretexto para unas letras tristes, mas que la tristeza misma que de vez en cuando aflora y nos traslada a lo que no está ya a nuestro lado. Las nostalgias nos alcanzan de golpe y duelen, y se parecen al aroma de un guiso conocido que alborota el estómago y con ansias quieres llevar tan sólo un pequeño trozo a la boca para saciar ese insano antojo… No escribo mis tristezas porque la infelicidad esté constantemente restregándose en mi rostro, no… simplemente hoy quise dejar de lado el resguardo de aquello que por ya años he escondido para no ver una mirada más triste que la mía en su rostro cada vez que sin querer, un sobresalto leve me trae esa innegable sensación de horfandad, de ostracismo autoimpuesto, de extranjerismo…
No soy de aquí, no pertenezco, no son mis tierras, no son mis aires. No son los mismos fríos, ni los mismos calores. Jamás podré voltear y reencontrarme con un rostro conocido a de años, ni siquiera podré doblar a la vuelta y enfrentar al viejo cascarrabias de mi infancia hacinado en su apolillado portón.
Mucho menos podré abrir mis brazos a ese desconocido que transita de noche por la otra acera, tan sólo porque no es mi viejo amigo vagabundo que pernoctará otra vez en mi casa previo a una buena charla, varios rones y cigarrillos reciclados…
Tengo ausencia de aquellos que no están, que ya se han ido, que siguen de cerca, pero sé he dejado lejos, los dejé... y cuando menos lo esperaba, como una bofetada han llegado de nueva cuenta a entristecer estas noches de desvelo…