Sin presunción alguna

Bienvenido seas, cibernauta, pasa y lee, que aunque sea sólo un resquicio de mis letras, inolvidables te parezcan.

martes, 28 de julio de 2009

Recordándote en los coyotes

Pienso en las miradas que pude obtener de ti en el pasado, y si fui lo suficientemente fuerte para esquivarlas durante nuestros recorridos por aquel jardín Centenario, entre artesanías de China y una que otra nacional... cuando con un "cortado" en mano nos sentábamos en esos espacios de cemento frío que incitaban al acercamiento...
Contigo conocí la iglesia de San Juan Bautista, la fuente de los coyotes, el Lugar del coyote, Coyoacán. Calles solitarias con sabor a arte, a tranquilidad y reposo que sólo los años viejos pueden acarrear. Justo al ladito de los arcos, viendo los primeros jardines, me di cuenta que podría llegar a amarte.
Amaba nuestros silencios, el acercarme un poco, el ver pasar a la gente... el estar a tu lado... el que no preguntaras nada, el que en silencio de vez en cuando y de reojo admirara tus ojos de agua verde.
Nunca preguntaba nada, y si tú lo hacías, a medias contestaba. Temblaba al verte, revoloteaba mi ser al reencontrarte. Me cuestionaba una y mil veces si dejarías a un lado ese constante remembrar a cualquier amante que se había alejado... Preguntabas por ella, "está lejos...", respondía siempre...

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