Sin presunción alguna

Bienvenido seas, cibernauta, pasa y lee, que aunque sea sólo un resquicio de mis letras, inolvidables te parezcan.

sábado, 28 de junio de 2008

Y no son las calles de la ciudad...


Hoy es uno de esos días en que los cielos se tornan grises.. El viento cruza razo por tu rostro y respiras hondo y profundo... huele a libertad y soledad, nostalgia y sonrisas, amor y tristeza. De fondo, You had time, Ani DiFranco. Y cierro los ojos y me vuelco en mis pasos por la ciudad lluviosa, recorriendo esas calles de la Cuauhtémoc o aquellas aledañas a la insurgentes sur... en la que sólo sabes que tus pasos caminan por esos rumbos. Tomaba el trole desde la Ermita, me dejaba a escasos metros de Insurgentes.......... y caminaba... caminaba hacia la rosa, hacia el norte...O hacia la Roma... Caminar, alzar la mirada a los cielos y verlos grises, sentir el paso del viento y el goteo de agua de las ramas cayendo en mi rostro y cuerpo. El sonido del viento entre árboles citadinos es la experiencia más inolvidable de todo lo sentido. El ruido de la ciudad se pierde cuando traspasas esos espacios descubiertos por tus recorridos a pie en la jungla de concreto.

Y avanzas y piensas, y le sueñas y deseas... y un celular negro en tus manos, sin crédito, sacas del bolso y observas con devoción, y le ruegas llegue una, SU llamada... ¡hola!, ¿qué haces? (nada, aquí esperando oír tu voz) estoy en sepa dios, ando por una avenida grande ... ah... uy no.. olvídalo entonces, estoy en .... vienes? claro! en media hora, .... y sigue el móvil en mi mano... lo guardo en el bolsillo, puse en vibrador por si no logro oírlo. Seguramente llamará y no lo escucharé, mejor lo siento timbrar... y se va oscureciendo, y ----

la tarde gris se va tornando oscura, apresuro el paso y comienzo a caminar con mayor celeridad y precaución, no sin dejar de voltear a ver de repente a los demonios que me pisan los talones... Es hora de salir de estas calles de ensueño, de esas casas sin dueños, de esas vidas ajenas. El semáforo retiene a 20 automóviles y autobuses, es hora de cruzar... volver a la ciudad de todos, a buscar el regreso a casa... No, aún no tenía el valor suficiente para ingresar a algún lugar sola, y mucho menos el efectivo para hacerlo... si acaso un café frente al cine Loreto y una servilleta para escribir lo que aún no entiendo.

Hoy, este anochecer y sonidos vienen del sureste mexicano, las cigarras reclaman más agua, el viento refrescante viene de un ventilador de hojas de aluminio, los sonidos que me elevan, desde las bocinas del computador... En línea, dos o tres a quienes no saludo, y hoy anochece y salgo a ver el cielo; a mis espaldas, no hay privacidad, sólo adentro.

El viento allá fuera me dice que viene una noche más lluviosa y la llamada recibida fue de mi jefe solicitando trabaje doble turno mañana. Sin dudarlo digo sí. Hoy día no hay mejor fin de semana, domingo en exclusivo, que no desee hacerlo en el trabajo... Si hoy es sábado y retomo las letras fue sana nostalgia, y nostalgia de la ciudad. ¡Feliz día del Orgullo!, hoy debí estar allá, un hoy estuve allá, y ella conmigo. Hoy, hoy estoy aquí sin ella, hoy escribo.